Actualizaciones y algunas palabras

Del quince de agosto de 2011

Saludos mis queridos lectores que no me leen. Sé que escribir una actualización para un blog que no es leído resulta completamente irracional pero aún tengo la esperanza de que alguien por casualidad encuentre este espacio y de una manera desesperada me exija que le siga contando las aventuras de mis personajes.

Me gustaría, tras un año de ausencia, traer conmigo alguna historia para llenar el vacío de mi imaginación pero no es así. No sé que me pasa. Sigo viendo acontecimientos interesantes para serles narrados pero cada vez que intento plasmarlo por escrito estos se escabullen por entre artículos científicos y capítulos de libros. Por las noches sigo soñando y divirtiéndome solo con mis personajes y sus historias, pero me gustaría compartirlos con todos ustedes sin embargo no puedo.

En estos momentos me encuentro en el laboratorio esperando a que el programa termine de y así sacar a mi última rata del día. Debería estar haciendo gráficas para los congresos de Acapulco y Cancún pero preferí procrastinar escribiendo estas líneas. Además debería estas escribiendo la introducción de mi tesis, se de que va pero no lo hago. Hoy fue el regreso de vacaciones sin embargo yo vine a la escuela todo este tiempo.

Debo sacarme esto de una vez. Prometo ponerme un día a escribir. Olvidaré cual es mi realidad actual y sus implicaciones para mi futuro y traeré de vuelta a mi lobo, a mis viajeros y quizá pueda traer a la luz a mi nuevo hijo cuyo nombre aún no me atrevo a pronunciar.

En fin, pero que se algún día llegan a este blog lean algunos de mis cuentos y me digan que les parecieron. No importa si dicen que son malos o buenos únicamente déjenme saber que ustedes estuvieron aquí.

Cualquier cosa saben que mi correo electrónico es gabons69@hotmail.com

Nos leeremos pronto.

jueves, septiembre 21, 2006

Entrevista

-Hola
-Hola
-¿Tu eres…?
-Soy…
-¿Si?
-Este…
-Está bien. Continuemos. Déjame ver… ¡Aquí está!
-Sabes… estoy un poco nervioso.
-Tranquilo. Nada va a salir mal. Te lo prometo.
-Bueno.
-Permíteme un momento. Saldré un minuto.

La pequeña habitación del cuarto piso de un edificio de cristal, no es muy agradable que digamos. Odio estar aquí. Bueno… no odio el lugar, es muy bonito sin duda. Recuerdo cuando apenas construían este edificio. El enorme boquete que serviría de cimiento para toda la estructura. Si… solíamos pasar por aquí mi madre y yo. Por la avenida más corta del mundo, eso digo yo. A quién se le pudo ocurrir construir una avenida tan ancha y que su camellón central pareciera un parque angosto pero largo. No tiene ni siquiera un kilómetro de largo. Pero que importa eso. Aunque… no estaría mal que este fin de semana vaya a alguno de los antros que hay por la zona. Quizás hasta traiga a…
Ya es tarde. No, solo son los nervios que me traicionan. Por qué acepte venir aquí. Esta gente me da miedo. Espero que no importe que me levante. Es terrible esta oficina o consultorio o confesionario, cualquiera nombre le queda.
Mmm… Que curioso cuadro. Es bello aunque un poco triste. El atardecer detrás de una montaña nevada. Y el lago, es como si fuera real. Que magnifico pintor. Los árboles, las aves volando por el cielo color… púrpura. Eso nunca me lo hubiera imaginado, bueno, si, así se ve el cielo al atardecer. Pero es increíble, cada detalle, cada ángulo de los filos escarpados del monte son perfectos. ¿Quién lo pintó? Aquí dice…” J I Vargas”. ¡Excelente!
Vueltas y vueltas por la habitación. Ni desentumirme puedo. Dos pasos y ya se acabo el suelo. Veamos ahora por acá. Libros, muchos libros. Mmm… poesía, narrativa, historia, ciencia, arte… ¿Los habrá leído todos? Pues se ve que tiene mucha cultura. Creo que si. A ver este. Dice… “Historia de un olvido”. Bonito nombre, llama a ser leído. ¿Que dice? ¡Son cuentos! ¿Quién será el autor? “Velázquez”. Que interesante, se me hace conocido el nombre. Qué más da.
Ya me enfadé de estar aquí. ¿Qué se creen? Tengo muchas cosas por hacer. Que mentiroso soy, no tengo nada que hacer. De hecho, por estar aburrido fue que vine, sino no. La silla esta cómoda. Un punto a su favor. Pero ya tiene muchos perdidos. La ventana, me asomaré, espero que tenga un poco de vista. Mmm… no mucha, lástima. Me pregunto si desde el techo del edificio podré ver mi casa. Yo creo que sí, esta cerca de aquí y además el edificio es muy alto. Es raro encontrar edificios tan altos en la ciudad.

-Buenas tardes.
-¡Ah! Buenas tardes. Me asusto.
-¡Oh! Perdóneme, soy el licenciado Fernández.
-Pensé que Fernández era la señorita de hace un momento.
-No.
-Ah. ¿Y para que vine?
-Para charlar

No me da buena espina este tipo. Me gustaba más la otra. Jovencita y muy linda. Aunque algo flaca. Pero con bonitas piernas. Este tío esta bien feo. No confío en él. Pelón y gordo, y con esa sonrisita… ¿Quién querría hacer negocios con él?

-Y dígame señor…
-Ya sabe quien soy, señor Fernández. Además esta escrito en ese papel.
-Muy bien. Entiendo que este nervioso y por lo tanto no quiera cooperar. Pero debe saber que lo que hacemos aquí es muy importante. Confié en mí.

Ni loco. Espero que esto acabe pronto, que no pienso regresar para acá.

-Señor. Lamento informarle que eso será imposible.
-¿Cómo dice?
-Tendrá que permanecer aquí hasta que concluya la entrevista.
-Jejeje. Sabe, pensé que me había leído la mente. Pensaba algo así. Y su respuesta pareció coincidir con mi pensamiento.
-No se equivoca.

Que tipo tan más raro. Estas nuevas ondas no me laten. Mejor me voy.

-Sabe que Lic. Mejor me voy.
-Lo lamento, pero no. Señorita...

¿Qué pasa aquí? Este guardia de seguridad y este otro hombre no me dejan salir. Que se creen. No quiero quedarme. No pueden obligarme ha estar aquí. ¡Dios mío¡ si están más duros que piedras. No los puedo mover.

-Señor, lamento informarle que su familia ha consentido que lo retengamos en nuestro centro. Por favor no se resista, pues podría salir herido.
-¡Déjeme! ¿Esta usted loco?
-No señor. Pero usted se encuentra perturbado.
-¿Qué? Déjeme salir. Maldita sea. ¡Ayuda!
-Señor…
-¡Déjeme! ¡Alguien, ayuda!

¿Que me hacen? Por que nadie me ayuda. Me van a matar. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡Dios mío!


Los gritos alertaron a los demás oficinistas. La señorita Fernández, alarmada por los gritos que provenían de su cubículo, corrió para encontrar al señor Ledesma tirado en el suelo gritando a todo pulmón que lo dejaran ir. Un par de guardias de seguridad intentaron calmarlo mientras que un compañero de oficina llamada por teléfono a una ambulancia.
El hombre no dejaba de gritar, patalear, convulsionarse. Parecía que moriría ante la fatiga de tal ataque. Los ojos verdes, que en un principio gustaron tanto a la joven, ahora se desorbitaban pareciendo los de una imagen demoníaca. Los paramédicos llegaron, acompañados por un grupo de especialistas en el rubro de las enfermedades mentales. Lograron controlar al pobre señor Ledesma y lo llevaron al hospital.

-Disculpe señorita –dijo un policía –Me puede decir ¿Qué fue lo que pasó?
-No sé. Deje al señor en mi oficina, pues necesitaba recoger unos papeles, solo tarde un minuto y… ¡dios! Lo encontré así.
-Pero dígame. ¿Para que vino ese hombre?
-Quería saber si podríamos atenderlo.
-¿En que sentido?
-Si podríamos atenderlo, dentro del nuestro programa de autodescubrimiento.
-¿Eso que es?
-El encontrar el verdadero yo y dominarlo. Mire este folleto.
-mmm… suena interesante.
-Claro que lo es. Si quiere puedo darle una cita. Y es completamente confidencial. Solo queda entre usted y su otro yo.

viernes, septiembre 01, 2006

Llamado

Escúchame, estoy a tu lado. Solo sígueme y te haré devorador de hombres.